LA MADRE DE JUAN el BAUTISTA





ELISHEBA. Elizabet fue una de las mujeres mejor relacionadas con Jesús. Fue esposa de Zacarías y madre de Juan el Bautista (Lucas 1:5-57,63).
Un notable acto de su vida fue el bendecir a María como 'madre de mi Señor' (Lucas 1:43). Aunque poco se dice de ella, se le consideraba justa y obediente a Dios.
. 2. Esposa del sacerdote Zacarías, ella misma del linaje de Aarón (Lc 1:5-27). En cumplimiento de la promesa de Dios, en su vejez tuvo un hijo, Juan el Bautista.

QUE DICEN LAS ESCRITURAS DE SU VIDA.-

"Y he aquí que tu parienta Elizabet, también ella ha concebido un hijo en su vejez; y ya está de seis meses, la que era llamada estéril" (Lucas 1:36).


A Elizabet le cabe el honor de ser la primera mujer que confesó a Cristo en la carne, incluso antes que María. Cuando María, después que hubo concebido por el Espíritu, fue a visitar a Elizabet, esta exclamó en oración profética: "¿De dónde a mí esto, que la madre de mi Señor venga a mí?" (v. 43).

Por medio de esta inesperada e indudable confesión Elisabet reforzó la fe de María en el hecho de que ella, sin la menor duda, llevaba al Salvador del mundo en su seno.

Es esta fe firme e invariable que constituye la virtud más prominente de Elisabet. Quizá su firme convicción de que Cristo había ya empezado a asumir forma humana no nos parece a nosotros particularmente notable. Esto puede ser porque sabemos que María ya llevaba en su seno a su hijo, y que este hijo demostró ser el Mediador entre Dios y los hombres. Pero Elisabet no tenía nuestra perspectiva histórica,

Y por esta razón la convicción a que dio expresión es verdaderamente notable.

Israel había quedado reducido casi a la nada, debido al desprecio y malicia de la jurisdicción romana. El culto a Jehová había quedado reducido a poco más que mero formalismo. Caifás, por ejemplo, constituía un ejemplo patente de la condición de degeneración a que había llegado el sacerdocio en aquel tiempo.


 Y hemos de recordar que Elizabet pertenecía a este pueblo, que se hallaba en condiciones espirituales humillantes.

María fue a visitarla cuando Elizabet ya estaba de cinco meses. El instinto maternal de Elizabet le dijo que un hijo se movía en su matriz, al ver a María, y que este hijo se movía en una forma extraordinaria.

Así que madre e hijo fueron afectados por la influencia del Espíritu Santo cuando se acercó el Salvador. Al instante la flor de la fe floreció del todo en Elizabet. Ella apreció y sintió la bendición del hecho que Dios, revelado en la carne, estaba cumpliendo la esperanza de sus padres.

Es interesante observar la evidencia de esta fe en Elizabet. Era la madre de Juan. María, una mujer mucho más joven que ella, y que ni tan sólo descendía de sacerdotes, era la madre del Mesías.

Juan el Bautista

 La Muerte de Zacarías

135:2.1
Después de una enfermedad que duró varios meses, Zacarías murió en julio del año 12 d. de J. C., cuando Juan apenas contaba dieciocho años. Fue éste un momento de gran desconcierto para Juan puesto que el voto nazareo le prohibía todo contacto con los muertos, incluso con los de la propia familia. Aunque Juan intentó cumplir con las restricciones inherentes a su voto en cuanto a la contaminación de los muertos, no estaba seguro de haber obedecido totalmente los requisitos de la orden nazarea; por lo tanto, después del entierro de su padre, fue a Jerusalén, donde, en el rincón de los nazareos del atrio de las mujeres, ofreció los sacrificios requeridos para su purificación.
135:2.2
En septiembre de este año Elizabeth y Juan hicieron un viaje a Nazaret para visitar a María y a Jesús. Juan estaba prácticamente decidido a dar comienzo a su obra, pero le convencieron no sólo las exhortaciones de Jesús sino también su ejemplo de que era mejor regresar al hogar, dedicarse a cuidar a su madre, y aguardar «la llegada de la hora del Padre». Después de despedirse de Jesús y de María al final de esta agradable visita, Juan no volvería a ver a Jesús hasta el momento del bautismo de éste en el Jordán.



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